Ya en la prehistoria
Ya en la época del hombre de Neandertal (cientos de miles de años antes de nuestra era), encontramos pinturas en cuevas que representan a hombres arrancándose los pelos de la barba con conchas. Los hombres y mujeres de la época pensaban que los espíritus malignos habitaban en ellos a través de su pelo. Por tanto, los primeros barberos datan de esta época y eran muy apreciados en la sociedad.
En el Antiguo Egipto, 4000 a.C., los egipcios se afeitaban la cabeza y la peluca era un accesorio muy común. Ya elaboraban cremas depilatorias con ingredientes como el arsénico para disolver el vello. De hecho, los pelos de la barba se consideraban antihigiénicos para los hombres. El barbero también tenía un papel de cirujano en la época, ya que utilizaban cuchillos tanto para afeitar como para operar.
Alejandro Magno hizo afeitar a todos sus soldados
Con la llegada de la Edad de Hierro, a partir del año 1100 a.C. aproximadamente, el hombre consiguió fabricar mejores herramientas para el afeitado y pudo dejar limadas las conchas y los dientes de tiburón. Pasaron los siglos y el afeitado está presente en todo el mundo: Alejandro Magno ordenó a su ejército que se afeitara para que el enemigo no pudiera decapitarlos cogiéndolos por la barba; el indio medio se afeitaba el torso y el pubis; las legiones romanas utilizaban la piedra pómez para quitarse la barba; los británicos se afeitaban todo el cuerpo excepto la cabeza y el labio superior.
Desde el siglo II hasta el XVII, la barba volvió a ponerse de moda. El emperador Adriano (76-138) empezó a llevar barba principalmente para ocultar su rostro, que le parecía horrible. La moda de la barba empezó a desaparecer a principios del siglo XVII, cuando Luis XIII empezó a perder el pelo.
Como el trabajo del metal había progresado mucho desde la Edad de Hierro, aparecieron nuevas herramientas para hacer más agradable el afeitado. Hacia 1680, apareció la primera navaja de afeitar recta en Sheffield (Reino Unido). Unos años más tarde, Jean-Jacques Perret publicó su libro "la pogonotomie", que significa "el arte de aprender a afeitarse". Hasta entonces, siempre había que pasar por un barbero para tener la oportunidad de afeitarse. Este libro es, por tanto, el primero en el que se aprende a afeitarse uno mismo, y ya no de la mano de un barbero. Para la época, fue revolucionario.
Llevar barba no estaba mal visto en Francia. Pedro el Grande, de Rusia, despreciaba tanto la barba que quien no se afeitaba correctamente era multado. En toda Europa y Rusia, hombres y mujeres se afeitaban la cabeza, y las pelucas se convirtieron en un próspero negocio.
Los grandes inventos del afeitado
En los siglos XIX y XX se produjeron los mayores inventos del afeitado. En primer lugar, William Henson creó una maquinilla de afeitar con forma de paleta, colocando el mango perpendicular a la hoja, lo que facilitaba el agarre y el control de la herramienta. Unas décadas más tarde, los hermanos Kampfe patentaron la primera maquinilla de afeitar de seguridad, con una protección a lo largo de un lado de la hoja, pero ésta seguía necesitando un afilado frecuente. En 1901, King Camp Gillette revolucionó el afeitado al crear la primera maquinilla de afeitar desechable. La Primera Guerra Mundial se convirtió en una verdadera oportunidad para Gillette, ya que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos necesitaban mangos y cuchillas para todo su ejército. Puede que la maquinilla de afeitar de seguridad de hoy en día no sea tan segura como una maquinilla de afeitar de varias hojas, pero en aquella época, el protector a cada lado de la hoja se consideraba que hacía el afeitado mucho más seguro.
Siguen apareciendo otros inventos: la primera maquinilla de afeitar eléctrica en 1927, la primera maquinilla de afeitar con el filo recubierto, la primera maquinilla desechable. Gillette presentó un nuevo y revolucionario invento en 1971: desarrolló la primera maquinilla de afeitar con varias hojas y la primera maquinilla con cabezal giratorio. Se dieron cuenta de que, con una maquinilla de afeitar de varias hojas, la primera hoja alisaba el pelo, lo que permitía que las hojas siguientes lo cortaran con mayor eficacia. El cabezal giratorio sigue el contorno de la cara, lo que tiene la ventaja de evitar cortes y quemaduras.
El mundo del afeitado está en constante evolución, para poder ofrecer el afeitado más eficaz y cómodo. Incluso hoy en día, el afeitado es una ciencia que evoluciona constantemente para ofrecer lo mejor a quienes se afeitan.